sábado, 7 de junio de 2014

Solo no te apartes de mi lado

A ella, justamente a ella ya la habían dejado una vez, la más dolorosa de su vida, estaba sola, desprotegida, sus amigos la odiaban y pasaba por una situación difícil con su padres y el, él estaba a punto de salir de su vida.
La noticia cayó sobre ella como un bote de agua helada mientras decidían salir para tomar un café como solían hacerlo cada viernes solo para romper la rutina de su atareada semana. Solía ser lo de siempre, tomar un café en un lugar algo alternativo para el gusto de ambos, después de todo eran polos opuestos desde el momento en el que se conocieron, había una luz tenue y ambos estaban sentados en el piso tomados de la mano, todo en aquel lugar era madera había unas hamacas que no solían usar, era básicamente lo que ella definiría como uno de sus lugares favoritos para  discutir sobre algunos aspectos que no comprendían de la psicología humana, hablar sobre un buen libro o solamente perderse en los ojos del otro, su relación era bastante simple hasta aquel momento en que fue la despedida.
En ese momento aquello que había sido su mundo durante dos años de preparatoria se había derrumbado por completo al momento de escuchar un “me iré al extranjero” de los labios de la persona que había amado durante mucho tiempo. Ella fingió ser feliz por el en esos momentos, pero se moría por dentro al saber que tal vez  nunca se volverían a encontrar y que se alejarían en uno del otro en el peor momento o en el que se necesitaran entre sí, y si, todo aquello le asustaba, sin embargo lo que más le asustaba era recaer y que él no se encontrara a su lado y que solo en aquel momento se diera cuenta que su amor no era para siempre y que ese para siempre que se habían prometido solo había durado esos dos años.
Se sonrieron en la despedida, pensando que todo estaría bien al terminar esa etapa de su vida, que volverían a estar juntos o al menos eso era lo que él se repetía al caminar por ese callejón que daba salida a una calle que simplemente les traía buenos recuerdos a ambos.
Ella se mostraba indiferente a todo después de aquella noticia, posiblemente un “ataque” se presentara esa noche mientras leía en la oscuridad que habitaba su cuarto. Y eso no fue lo que paso, lo único que ocurrió aquella noche, la cual era distinta a las demás, fue que ambos se quedaron mirando a la luna, la cual estaba más cerca de lo habitual y en lugar de estar teñida de blanco tenía un color rojizo que hacía que se mirara aún más hermosa de lo habitual.
Esa noche lo único que sucedió y lo único que ella pudo sentir fueron sus lágrimas corriendo por sus mejillas mientras los pensamientos sobre el futuro comenzaban a surgir dentro de su mente, un futuro en el que ya no estaban juntos, un futuro en el que ella estaba nuevamente sola, un futuro en el que no se volvían a encontrar después de todo el amor verdadero que se juraron.
A él realmente le preocupaba la reacción que su amada había tenido después de su confesión, esperaba un “no te vayas” saliendo de esos labios que lo volvían loco, pero al ver aquella sonrisa fingida en su rostro, sabría que no sería así, sabía que ella aceptaría que él se fuera, pero a él también le dolía alejarse de ella.
El verano para ellos paso lento, sin verse cada que el intentaba invitarla a salir, ella ponía un pretexto, se había enfermado, quedo de salir con su amigas, pero lo único que no quería era verlo, quería terminar con todos sus recuerdos relacionados con aquella relación lo más rápido posible, pero el, él no la dejo, cada día un mensaje llegaba a su celular, otro a las redes sociales, todos diciendo que la amaban, a lo que ella no respondía, llego un punto en el que ni se tomaba la molestia de abrirlos o de tener el celular con batería para poder confirmar  su llegada.
La espera para verla lo estaba matando, hasta el momento en el que se decidió a llamarla de nuevo con la esperanza de que esta vez si tuviera la piedad de contestar el teléfono, o al menos de que sus padres le dieran la noticia, se iba al día siguiente y el aun esperaba poder decírselo y que ella le pidiera quedarse antes de que fuera demasiado tarde y ya se encontrara en otro país. Ella contesto el teléfono y para él,  el simple hecho de escuchar su voz después de dos meses sin hacerlo, era como escuchar cantar a los ángeles, le dijo nuevamente lo  mucho que la amaba y al final de esa llamada simplemente lo dijo “mi vuelo sale mañana, me gustaría mucho despedirme de ti”, a ella no le gustaban las despedidas y él estaba consciente de ello y un “por qué solamente existes para hacerme más infeliz de lo que soy ahora” se escuchó por el teléfono segundos antes de que ella cortara la llamada y se encargara de que no la molestara de nuevo.
Preocupado él se dirigió a su casa lo más rápido que podía y llego justo en buen momento ya que un “ataque” estaba a punto de culminar y justo cuando entro a su casa, aquella que parecía cálida en un principio, estaba helada de la soledad y el silencio que se encontraban inundando las habitaciones, subió las escaleras lo más rápido que podía, entro a aquella habitación azul que se parecía mucho a ella una habitación que con el tiempo se fue llenando de color y de fotografías, la observo unos segundos, él no sabía que estaba tan mal, la abrazo y dejo que ella llorara, mientras su lagrimas después de recorrer sus mejillas caían en su hombro.
-si no quieres que me marche no lo hare – le dijo en con ternura al ver lo mal que estaba- solo dime que me quede y me quedo, recuerda que por ti todo.
Dicho esto ella lo abrazo fuerte sin querer separarse de él, solo se escuchó en un susurro “solo no te apartes de mí lado”.




Azul