Querida amiga:
Estoy en donde nos conocimos, así es, en el Camino de
Santiago donde me es inevitable recordar la primera vez que conversamos, yo era
tan tímida y tú, bueno tú eras tan extrovertida que daba miedo caminábamos
juntas, porque lo hacíamos, porque todo era simple, solo éramos un par de
adolescentes intentando encontrarnos a nosotras mismas, pensando en chicos, que
ropa usar y en ganar un poco de dinero para algunos libros que queríamos.
He comenzado a caminar y bueno, ahora estoy en el lugar
donde ambas dimos nuestro primer beso, lo recuerdas, con aquel chico, el
guitarrista de pelo largo al que dijimos que jamás amaríamos y del que estamos
completamente enamoradas, solo que ya no es un guitarrista y no tiene el
cabello largo. Seguí caminando y llegue al lugar en el que lloramos por
nuestras inseguridades, por lo que nos esperaba en el futuro, por nuestros
miedos y por qué nuestras vidas no eran sencillas en aquel entonces, ambas
queríamos crecer rápido y no pensábamos en otra cosa más que llegar a la
universidad y alejarnos de nuestras familias, no esperábamos otra cosa más que
un buen futuro y aquí esta.
Sé que con el tiempo nos alejamos, tu seguiste igual y yo
me centre más en otras metas, tu sueño de modelar termino convirtiéndose en
eso, solo un sueño, mientras que el mío de llegar a ser alguien creció y creció
hasta convertirse en una realidad, una en la que ya no estas, lamento tanto
haberte dejado ir, pero era necesario, solo querías estar en fiestas, beber con
tus amigos, faltar a las clases y para mí todo se basaba en una frase “piensa
que es lo que tienes que sacrificar para lograr lo que quieres”, era lo único
que sonaba en mi cabeza y fue justo la que te dije cuando llego el momento en
el que tu guitarrista te abandono por no ser lo suficientemente madura para él,
no me cansaba de repetirte esa frase, hasta que creciste, era increíble lo que
podías lograr con solo un corazón roto, porque para ti eso era lo único que
tenías, no estaba yo y fue ahí, cuando nos separamos.
La decisión de dejarte atrás fue mía, pero no sabes cómo
me arrepiento algunos días al levantarme de la cama y ver a la misma persona
con un cabello largo, que solamente viste ropa formal y ya no ver a aquella que
se vestía como quería y se cortaba el pelo o se lo pintaba mes con mes, aquella
que se encargaba de sorprender a todo el mundo. Algunos días él me dice que
también te extraña, pero sé que ya no puedes volver, así que no me queda más
que darte las gracias. Gracias por ser una buena amiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario