jueves, 28 de agosto de 2014

Carta a una buena amiga

Querida amiga:

Estoy en donde nos conocimos, así es, en el Camino de Santiago donde me es inevitable recordar la primera vez que conversamos, yo era tan tímida y tú, bueno tú eras tan extrovertida que daba miedo caminábamos juntas, porque lo hacíamos, porque todo era simple, solo éramos un par de adolescentes intentando encontrarnos a nosotras mismas, pensando en chicos, que ropa usar y en ganar un poco de dinero para algunos libros que queríamos.

He comenzado a caminar y bueno, ahora estoy en el lugar donde ambas dimos nuestro primer beso, lo recuerdas, con aquel chico, el guitarrista de pelo largo al que dijimos que jamás amaríamos y del que estamos completamente enamoradas, solo que ya no es un guitarrista y no tiene el cabello largo. Seguí caminando y llegue al lugar en el que lloramos por nuestras inseguridades, por lo que nos esperaba en el futuro, por nuestros miedos y por qué nuestras vidas no eran sencillas en aquel entonces, ambas queríamos crecer rápido y no pensábamos en otra cosa más que llegar a la universidad y alejarnos de nuestras familias, no esperábamos otra cosa más que un buen futuro y aquí esta.
Sé que con el tiempo nos alejamos, tu seguiste igual y yo me centre más en otras metas, tu sueño de modelar termino convirtiéndose en eso, solo un sueño, mientras que el mío de llegar a ser alguien creció y creció hasta convertirse en una realidad, una en la que ya no estas, lamento tanto haberte dejado ir, pero era necesario, solo querías estar en fiestas, beber con tus amigos, faltar a las clases y para mí todo se basaba en una frase “piensa que es lo que tienes que sacrificar para lograr lo que quieres”, era lo único que sonaba en mi cabeza y fue justo la que te dije cuando llego el momento en el que tu guitarrista te abandono por no ser lo suficientemente madura para él, no me cansaba de repetirte esa frase, hasta que creciste, era increíble lo que podías lograr con solo un corazón roto, porque para ti eso era lo único que tenías, no estaba yo y fue ahí, cuando nos separamos.


La decisión de dejarte atrás fue mía, pero no sabes cómo me arrepiento algunos días al levantarme de la cama y ver a la misma persona con un cabello largo, que solamente viste ropa formal y ya no ver a aquella que se vestía como quería y se cortaba el pelo o se lo pintaba mes con mes, aquella que se encargaba de sorprender a todo el mundo. Algunos días él me dice que también te extraña, pero sé que ya no puedes volver, así que no me queda más que darte las gracias. Gracias por ser una buena amiga. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario